Directorios de startups y de empresas no muy grandes
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Luis Hernán Paúl
Sin perjuicio que las leyes que norman el funcionamiento de los directorios son iguales para las sociedades de la misma naturaleza jurídica (Sociedades Anónimas abiertas, cerradas, limitadas, etc.), lo que se ve en la práctica es que los directorios tienen diferencias en la forma como operan en función especialmente del tamaño y nivel de complejidad de las empresas.
Por otra parte, no todas las empresas requieren contar con directorios "de verdad", entendiéndose como tal aquellos que cumplen con las funciones que les cabe en materia de dirección de la compañía y no sólo con las formalidades legales que se les exigen. Los directorios se justifican en mi opinión en las empresas cuya dirección no es tan simple, que enfrentan situaciones críticas para el éxito del negocio, que sus dueños y/o ejecutivos no tienen las experiencias y/o competencias requeridas para enfrentarlas, y/o cuando su propiedad está repartida en varios socios o accionistas y se requiere contar con un grupo que los represente para tomar las decisiones que más los afectan en su calidad de dueños.
Ahora, hay empresas que cumplen al menos con una de las condiciones anteriores, a las cuales les convendría contar con directorios, pero por razones económicas no pueden tenerlos. En tal caso una posibilidad es que consigan consejeros ad-honorem. Otra opción es que partan con un solo director profesional pagado que apoye a los dueños a hacer funcionar el directorio y en la medida de lo factible vayan sumando más directores externos con la experiencia requerida cuando la empresa vaya creciendo y/o haciéndose más compleja.
En las empresas de reciente creación (startups), y las empresas no muy grandes que cuentan con directorios, es usual su involucramiento en labores operativas. Me refiero a dar apoyo por ejemplo en la búsqueda de clientes, obtención de financiamiento, atracción de personal, etc. En efecto, parte de su función es suplir las falencias de los dueños, ejecutivos y/o emprendedores. También es útil la capacidad de los directores de aportar contactos para ayudar a los ejecutivos a relacionarse, ya sea con proveedores, clientes potenciales u otros stakeholders relevantes. Importa asimismo su involucramiento en las labores de dirección que cabe desarrollar a los directorios de todo tipo de empresas, las cuales abarcan las decisiones y seguimiento de los temas más críticos en el plano estratégico, financiero, de riesgos, gestión del talento, etc.
Lo ideal en los startups y empresas no muy grandes es contar con directorios no muy numerosos (tres a cinco integrantes es suficiente) y con directores con experiencia previa en la misma industria o en negocios relacionados o adyacentes, o bien con trayectoria en áreas funcionales claves para el desarrollo de la empresa, o con experiencia en el manejo de compañías que hayan enfrentado exitosamente desafíos similares. También es muy relevante que sean personas con capacidad de trabajo en equipo, y con el tiempo y espacio mental requerido para cumplir las labores anteriormente indicadas.
Distinto es el caso de las empresas de mayor tamaño y/o complejidad, las cuales cuentan normalmente con dueños y/o ejecutivos de perfil más profesional y con experiencia en directorios. En este tipo de compañías lo recomendable es que los directores dejen la administración del día a día en manos de los ejecutivos y centren su actuación por un parte en las labores de dirección antes indicadas y por otra en las labores de supervisión y control, entre las que se incluyen el cumplimiento de la leyes y normativas en diversos planos (laboral, tributario, libre competencia, ambiental, etc.) y el cumplimiento de las políticas definidas por el directorio.
En definitiva, el trabajo que realizan los directorios de este tipo de empresas tiene diferencias importantes con el que desarrollan los directorios de las empresas de mayor tamaño y/o complejidad.